El pasado 14 de agosto, el Ministerio de Salud de Chile (Minsal) emitió una alerta epidemiológica ante el incremento de casos de coqueluche, también conocida como tos convulsiva o tos ferina. La medida busca reforzar la vigilancia, el diagnóstico oportuno y el tratamiento en los centros de salud, tanto públicos como privados, debido al repunte de contagios observado en las últimas semanas.
La decisión se enmarca en un contexto regional complejo: la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también emitió recientemente una alerta epidemiológica por el aumento de esta enfermedad en distintos países de América Latina. En Chile, según el reporte oficial, hasta fines de julio se habían confirmado 394 contagios, cifra que supera la mediana quinquenal prepandémica del periodo 2015-2019.
Los grupos más afectados
El informe del Minsal detalla que la mayor parte de los contagios corresponde a niños y niñas pequeños. Los grupos con más casos se concentran en menores de entre 1 y 4 años, seguidos de aquellos que tienen entre 5 y 9 años. Los lactantes menores de 1 año también se encuentran entre los más vulnerables, dado que el coqueluche puede provocar complicaciones severas en esta etapa.
Este perfil epidemiológico genera preocupación, ya que los niños pequeños, especialmente los bebés, tienen sistemas inmunológicos inmaduros y una mayor probabilidad de desarrollar cuadros graves.
¿Qué es el coqueluche?
De acuerdo con la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, el coqueluche es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria Bordetella pertussis. Su principal vía de transmisión son las gotitas que expulsa una persona infectada al toser, estornudar o incluso al hablar.
El infectólogo y académico César Bustos explica que esta patología “puede producir cuadros muy severos y graves en niños, especialmente en lactantes, pudiendo llegar a provocar apnea o incluso la muerte”. La gravedad de la enfermedad hace que su control sea prioritario para las autoridades sanitarias.
Síntomas de la enfermedad
Los primeros síntomas del coqueluche se asemejan a los de un resfriado común: moqueo, congestión nasal, ojos enrojecidos, lagrimeo, fiebre y tos leve. Sin embargo, tras una o dos semanas la situación se complica. La mucosidad se espesa y obstruye las vías respiratorias, lo que genera ataques de tos intensos e incontrolables.
Estos episodios pueden derivar en vómitos, fatiga extrema, silbidos agudos al inhalar, enrojecimiento o coloración azulada en el rostro debido a la falta de oxígeno. En bebés, los síntomas pueden incluir pausas en la respiración, lo que constituye una emergencia médica.
Prevención: la importancia de la vacunación
La principal herramienta para prevenir el coqueluche es la vacunación, la cual está disponible de manera gratuita en el Programa Nacional de Inmunizaciones. En Chile, se administra a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad, con refuerzos posteriores para estudiantes de 1° a 8° básico. Además, las mujeres embarazadas desde las 28 semanas de gestación también deben recibir la vacuna, con el objetivo de transmitir inmunidad pasiva a los recién nacidos.
El Minsal advierte que “los niños que no han recibido la serie primaria de vacunación presentan mayor riesgo de enfermar, sufrir complicaciones e incluso fallecer”. Por ello, la cobertura de inmunización resulta crucial en la estrategia de control.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de coqueluche se realiza principalmente mediante pruebas de biología molecular, que permiten detectar el ADN de la bacteria Bordetella pertussis a través de un hisopado nasofaríngeo. Si bien existen métodos alternativos, como el cultivo, estos son menos frecuentes y tardan más tiempo.
Respecto al tratamiento, el infectólogo César Burgos señala que consiste en la administración de antibióticos dirigidos a eliminar la bacteria del organismo. Con ello se busca reducir la duración de la enfermedad, prevenir complicaciones y cortar la cadena de transmisión hacia otros contactos.
Una alerta que llama a la acción
El repunte de casos en Chile y la región refuerza la necesidad de mantener altas coberturas de vacunación, realizar diagnósticos tempranos y aplicar tratamientos adecuados. Asimismo, la alerta del Ministerio de Salud busca sensibilizar a la población sobre la importancia de acudir al médico ante los primeros síntomas, especialmente cuando se trata de bebés o niños pequeños.
El coqueluche, aunque prevenible, sigue siendo una amenaza para la salud pública. La combinación de vigilancia activa, inmunización y tratamiento oportuno será clave para controlar esta enfermedad altamente contagiosa y evitar desenlaces fatales en los grupos más vulnerables.